Herman van Vollenhoven, 1625,
Hay momentos en tu vida en los cuales quieres, sencillamente, pintarlo todo de negro y dejar que esa oscuridad te engulla. Momentos en los que no te importa lo que sucede a tu alrededor. Por ti, como si se abren las puertas del infierno y aparecen los cuatro Jinetes del Apocalipsis, te la pela.
Suelen ser momentos tras una decepción muy grande con el mundo (y el mundo puede ser una, varias personas, o incluso uno mismo). Sólo quieres meterte en tu cueva, poner un disco en modo repetición y quedarte allí, escuchando ésa música hipnótica que, a ratos, es lo único que te llena. Y a veces ni eso, pero sigues escuchando ésa canción, repitiendo su letra como un mantra capaz de aplacarte.
A ratos, asomas la cabeza fuera de tu cueva, para ver qué pasa por ahí; pero normalmente regresas a tu oscuridad a seguir escuchando ésa canción, hasta que sus notas se clavan en tu cerebro y sus palabras pierden sentido de tanto escucharla.
Antes pensaba que este tipo de comportamiento o sentimiento no era positivo. Al menos es como la sociedad nos hacía creer que era. Mirad a Kurt Cobain (icono de mi generación y mártir de la misma), qué mal acabó tras estar X tiempo solo y deprimido en casa. Es un ejemplo recurrente que han utilizado conmigo en alguna ocasión, para darme a entender que ése comportamiento no es el apropiado.
Pero, ¿sabéis qué? Que le jodan. Que le jodan al mundo. No tiene nada de malo recluirte y pasar de la humanidad el tiempo que te dé la real gana, hasta que tú quieras. Si es lo que sientes que tienes ganas de hacer, hazlo. Nadie tiene que juzgarte por ello, o decirte lo que debes hacer. Eres tú contigo mismo, y nada más; necesitas salir del mundo que te rodea porque te da arcadas, y no por ello eres un asocial o algo por el estilo. La gente que realmente te quiere y ha pasado por esa sensación te entenderá, y ni siquiera te harán preguntas que no tienes ganas de contestar.
A veces las normas que nos ha impuesto nuestra sociedad dan un poco de asco, ya que crean prejuicios e ideas que no pueden aplicarse a todo el mundo. No somos clones, no somos todos iguales; la globalización pretende convertirnos a todos en muñecos producidos en serie, con vidas similares y con un ritmo marcado en nuestras acciones.
Pues no. Que le jodan. Me da absolutamente igual lo que cualquiera pueda pensar porque sencillamente no me apetece salir como antes, vestirme como antes o bailar la música de siempre. Para éso, me encierro en mi cueva y me pongo mi canción hasta que se desgaste. Prefiero éso a aguantar una más y reventar, y acabar como los pájaros muertos del cuadro de van Vollenhoven.
Que fotos mas bonitas! Que ganas de poder viajar a alguna parte, que aún no he salido de España :(
ReplyDeleteVeo que te has puesto las puntas del pelo verdes!! Si es que queda tan bien darle al pelo un toquecito de color!!
Tu preciosa como siempre :)
Besoss