El post de hoy lo ilustro con un par de fotos bonitas, porque voy a hablar de cosas feas.
Hoy, a escasos días de que comience The Shopping Night Barcelona, me detengo a reflexionar un poco sobre algunos acontecimientos relacionados con el mundo blogger que, últimamente, me asaltan de forma constante.
Mientras todo el mundo (o casi todo el mundo) hace recuento de a cuántas fiestas van a acudir esa noche, a cuántos eventos han sido invitados o cuántos regalos por parte de las marcas han recibido, yo me pregunto de forma recurrente si las personas que, precisamente, hay detrás de las relaciones públicas de estas marcas o fiestas hacen bien su trabajo. Es decir, hasta dónde llega la profesionalidad dentro del mundo de la moda y si ésto va a empezar a pasar factura de una vez por todas o no.
Me explicaré mejor, a través de preguntas: ¿se molestan las personas que trabajan en el marketing y relaciones públicas de las marcas en comprobar los perfiles de las personas a las que invitan a sus eventos, o sencillamente se fijan en el número de followers que tienen, sin observar interacciones o indagar un poco sobre el número de esos seguidores?
La respuesta es sencilla, todos sabemos que un número en el mundillo éste es como un buen par de tetas: tiran más que dos carretas; y por supuesto, ningún Community Manager o PR de empresa de moda (al menos no hasta lo que he podido comprobar, y os aseguro que trabajo en esto y veo MUCHAS cosas raras día tras día) se molesta en realizar una mínima investigación sobre la persona con la que están contactando. Para ellos, lo único importante es ver si llegas a ese número, ésa meta que ellos han impuesto para poder realizar una colaboración/review de producto/que te regalen ropa e inviten a eventos; y ya está.
Ahí es donde entran en juego los followers comprados, cuentas fantasmas (
de las cual ya habló Marta en Urban Closet) que sólo sirven para engrosar éste número de seguidores requeridos por muchas marcas o portales para poder realizar una colaboración. Followers que, por cierto, no valen para mucho más que para aumentar ése numerito, ya que nunca te mencionan, opinan o comparten lo que tú haces. Así, no es difícil encontrarte con cuentas cuya página de fans en Facebook tiene 5000 fans y cuyos post tienen sólo 10 likes. O cuentas de Twitter o Instagram con más de 10000 seguidores y cuya interacción social está más muerta que la de Nosferatu.
Usuarios de diferentes redes sociales con miles de seguidores y cuyos blogs, realmente, tienen una vida más paupérrima que mi cartera a final de mes. Al fin de cuentas, el dinero lo compra todo, hasta a los seguidores.
No voy a meterme en el daño que este tipo de personas hace en la blogosfera a quienes realmente se lo curran para ganarse sus seguidores a pulso, porque creo que es un tema ampliamente tratado; tan sólo diré que (al menos para mí) este tipo de bloggers, agencias o empresas quitan credibilidad a todos por igual (y en el caso de una empresa, sobre todo le quitan credibilidad al Community Manager).
Pero ojo, no culpo por ello a estas personas (ya sean bloggers, empresas, comunidades...) por comprar a los seguidores, sino a las marcas/portales que exigen un determinado número de followers y que son incapaces de comprobar como es debido el que ése número sea verídico, en lugar de falso. ¿Acaso este tipo de personas no perjudican a tu marca? ¿Una colaboración que apenas reporta beneficios (ya sea en visitas o nuevos seguidores) no es un fracaso para la marca y demuestra que esta persona no ha sabido realizar bien la filtración en su búsqueda de colaboradores?
Por supuesto, a mí será que me puede la honradez, y es por ello que (aunque sea una tarea pesada) suelo comprobar quién es cada persona que me sigue en alguna red social, sobre todo en Twitter e Instagram. Nunca sabes qué te puedes encontrar: si una persona que es interesante, si una marca en auge, alguien que sencillamente busca que lo sigas de vuelta (es decir, le hagas follow back), una cuenta de spam o un perfil falso que te ha hecho 'click' sin venir a cuento. Obviamente, en los dos últimos casos, bloqueo y reporto la cuenta. ¿Por qué? Porque me incomoda pensar que me sigue alguien por el mero hecho de ser un 'bot' y no le interesa lo que hago o digo. Porque quiero saber que todas las personas que me siguen son reales, tienen una cara, una vida, una personalidad tras la pantalla. Porque, tal vez, tengo vergüenza y aprecio mi trabajo y lo que comparto con vosotros aquí, igual que aprecio el trabajo de todos aquellos a los que yo sigo.
Ya veis que la honradez no me va a llevar muy lejos: mientras muchos seguirán todavía comprobando cuántas invitaciones tienen para los diferentes eventos de TSNB, yo seguramente no tenga ninguna invitación a nada (lo cual no implica que me vaya a quedar en casa, por supuesto ;D).
Pero al menos me quedo con la tranquilidad de saber que todos los que me seguís, lo hacéis porque queréis. Que no he tenido que compraros para que leáis. De hecho, sé que me leéis.
Y esa sensación es más gratificante que cualquier regalo de una marca, que cualquier fiesta a la que puedan invitarme o evento al que pueda acudir. Sé que sois reales, y os interesáis por lo que tengo que decir.
Gracias. De verdad. GRACIAS.
PD: a esas marcas que no saben hacer bien su trabajo, decirles dos cosas. Primero, que si queréis a alguien laborioso y entretenido en hacer ese tipo de comprobaciones, podéis contratarme; yo me entretengo mucho haciendo esas cosicas. Y segundo: que si no lo hacéis porque no os da la gana, pues ale y que os den por ser poco profesionales y honestos con vuestro trabajo.
Y lo ilustro con una foto con mi querido amigo Mario, que es la releche y es de lo más divertido del planeta (o un pingüino cubano en el carnaval de Rio de Janeiro, que es lo que pretendía ser el sábado pasado).
Today I talk about false followers and brands who don't seem to do their job in a proper way. Click on the translate button for reading it in English, thanks!