Monday, December 03, 2012

Un caballero andante demasiado grande

El dolor tiene muchas formas de expresarse, y desgraciadamente no es en su formato físico como más duele.
Está el dolor por un amor roto, el dolor ante un fracaso, el dolor ante el sentirte defraudado o haber defraudado a alguien. El dolor de una pérdida. Te puede atacar en los momentos que necesitas ser más fuerte, haciéndote doblar las rodillas. A ciencia cierta, no se sabe exactamente cómo vencer a ése tipo de dolor que se te clava en el pecho como una pequeña espina que escuece y se retuerce, haciéndote gemir y llorar sin levantar demasiado la voz. Al menos a mí me ataca así, como un pequeño bichito que te pica en la pierna y germina un inmenso monstruo dentro de ti que te carcome por dentro intentando hacerte débil.

Hay muchas formas de dolor, y también hay muchas formas de echarlo fuera. Ésta es una de ellas. No suelo hablar del dolor, más en lugares como éste; pero tal vez narrarlo me ayude a hacerlo pasar. Al fin de cuentas, éste es mi pequeño sitio, y en él puedo hacer lo que quiera, ¿verdad?

El dolor se retuerce dentro de mí estos días porque he sufrido una pérdida. Mi abuelo ha fallecido muy recientemente. Cuesta escribirlo y que no se te retuerza la boca en una mueca agria en los labios. Para muchos será una tontería o algo fuera de lugar. 'Supéralo, a todos nos pasa'. Claro que a todos nos pasa, es ley de vida; pero cuando te pasa a ti, tan de cerca y estando lejos, es una putada.

Por éso tengo que escribir muchas cosas buenas que ahora me hacen llorar, pero que sé que más adelante me alegrarán el corazón; para que no se me olviden.

Cuando era pequeña, mi madre trabajaba muchísimo, ya que estábamos las dos solas; y yo pasaba mucho tiempo en casa de mis abuelos, durmiendo allí varias veces a la semana. Todas las noches, mi abuelo nos preparaba un vaso calentito de infusión antes de ir a dormir. Y yo lo escuchaba todas las mañanas levantarse muy muy temprano para marcharse a su trabajo, en una fábrica de corcho en Los Barrios, cerca de Algeciras. Muy cerquita de su fábrica de corcho pasaba el tren, y me acuerdo perfectamente de pasar por allí montada en uno de esos trenes y verlo allí a lo lejos, saludando al tren porque sabía que íbamos en él.

También me acuerdo perfectamente de cómo nos hacía columpios a mis primos y a mí cada vez que íbamos al campo. Mi abuelo sabía hacer los mejores nudos del mundo porque había estado en la marina. Y le encantaba cantar, aunque no se supiera las letras de las canciones que tarareaba. Mi abuelo siempre sabía hacerte reír y sacarte de quicio para su propio entretenimiento. Y le gustaba mucho comer cosas ricas. De hecho, le encantaban mis espaguetis bolognesa, porque disfrutaba mucho cuando los hacía.

Mi abuelo no era una gran entendido en política, ya que había pasado muchos apuros durante la guerra; y a veces en su casa se montaban grandes batallas perdidas por este tipo de temas. Era un forofo del Real Madrid y de los toros, aunque a mí no me gustara que los viera desde bien pequeñita. Viajó conmigo a Barcelona y a Portugal, y vino a verme a Granada cuando estudiaba allí en una ocasión. En mi habitación siempre tengo una foto de ese viaje en el que se ven a mi madre, a mi abuela y a él sonrientes bajo la muralla de la Alhambra.

En verano, íbamos mucho a la playa a pasar el día, y a mi abuelo le encantaba mariscar entre los arrecifes que hay cerca de la antigua ballenera de Algeciras. Hasta hace muy pocos años (¿cinco, cuatro tal vez?) mi abuelo cogía su bicicleta y se iba él sólo a casa de mi tío o incluso hasta ésa zona, a ver el mar y disfrutar de las olas. A mi abuelo le encantaba el mar. También le gustaba mucho el campo, y en verano era muy normal que cogiéramos el coche, la tienda de campaña, y nos fuéramos varios días a perdernos por el monte.

Mi abuelo siempre me decía que tuviera cuidado cuando me marchaba. 'Ten cuidado', me decía; 'Claro que sí, yo siempre lo tengo'; le contestaba. Fue lo último que nos dijimos la semana pasada, cuando bajé a Algeciras corriendo porque, en cierto modo, me daba la sensación de que me esperaba. Sonará muy 'ego', pero realmente es como yo lo sentí.

Ahora que se ha ido, una parte de mí me dice día y noche que ha sido lo mejor, porque no merecía la pena sufrir. Pero otra parte de mí se retuerce de rabia y de pena. Es normal, soy consciente de ello. Lo que pasa es que el vacío es muy grande, ¿sabéis?

Mi abuelo para mí no era sólo mi abuelo; sino que a veces me daba la sensación de que era un caballero andante gigante, capaz de defenderme de las cosas que me daban más miedo cuando mi madre no estaba conmigo, como cuando trepaba sobre él para escapar de uno de los perros que tenía mi tío. Y, cuando era pequeña, con apenas seis añitos, a veces lloraba por las noches durmiendo allí en su casa, siendo consciente que algún día el caballero andante y enorme se tendría que marchar. Es curioso, porque ésto no se lo había contado nunca a nadie... pero decirlo así, y releerlo, me hace en cierto modo sentir mejor.

Pues bien. El caballero andante y gigante se ha marchado. Y aunque ahora mismo me apena su marcha, sé que todo va a estar bien; poco a poco, todo estará bien. Poco a poco, todos lograremos escupir el dolor hacia fuera, expresándolo de una u otra forma; sabiendo que ahora él estará bien, sin sufrir; y él seguro que sonreirá esté donde esté.

Como he dicho al principio, ésta es una forma de expresar y escupir mi dolor. Hasta los caballeros andantes lo sienten, y tienen que echarlo fuera. No por ello eres menos valiente u ondea menos tu capa. Al contrario, éso te ayuda a brillar. Y a tener cuidado, ¿verdad?

Yo siempre lo tengo.

***

My grandfather passed away last Friday and I feel sad about it. 

13 comments :

  1. Muchos ánimos Libe. Tienes recuerdos preciosos y cuando pase el tiempo y el dolor se calme va a ser lo que cuente.

    Un abrazo.

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  2. Mucho ánimo! y arriba los abuelos!! :)
    Un beso.

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  3. Mucho ánimo, preciosa. A veces nos cuesta recuperarnos de estas cosas, pero acabarás dejando "lo malo" de lado. Poquito a poco, ¿sí?
    Un abrazo fuerte.

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  4. El tiempo te aliviará el dolor. Le has hecho un precioso homenaje en tu blog.

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  5. Ay, Libe, lo siento muchisimo! Yo te entiendo, porque cuando se me llevaron a mi abuelita, a quién siempre consideré como a mi segunda madre, sufrí y lloré tanto que pensé que nunca pararía de hacerlo, y aun ahora no lo he superado, y hasta hace no muchos años no podía hablar de ella sin derramar una lágrima.
    Así que animos, muchos animos y cariños, Libe, que lo importante es que los recuerdos con él no te los quitará nadie.
    Y si, superalo, porque de otro modo va a doler mucho mas, pero tomate tu tiempo, llora todo lo que te haga falta, grita si lo necesitas, pero a tu ritmo...

    Te mando muchos besos y achuchones!

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  6. No se puede describir el dolor que tienes que estar sintiendo pero muchas te entendemos. Ignoro si estaba enfermo o no, pero piensa que si lo estaba, por muy mal que suene, está mejor así porque no es justo que las personas buenas sufran. Alégrate de la buena vida que llevo al final, del cariño que recibió siempre y de los buenos momentos porque la forma de mantenerlos contigo y vivos es mediante los buenos recuerdos.
    Yo perdí al mío por una enfermedad y te toca y te hunde, pero con el tiempo piensas que podría haber sido peor y morir sufriendo constantemente. Si murió feliz ha sido la mejor de las muertes.

    Yo tengo fotos suyas en casa y siempre que entro por la puerta y paso cerca de alguna de ellas le saludo y le sonrío. Para mi sigue vivo dentro de mi y con ayuda de mis recuerdos.

    Ahora te toca llorar todo lo que tengas que llorar, echar de menos y tirar por tu madre y tu abuela aunque estés lejos. Es lo que él querría.
    Ánimo Libe :_)

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  7. Un beso muy grande y un abrazo!!!!! :*

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  8. He tenido que dejar un comentario porque me han caído unas lagrimitas al leerte, ya que mi abuelo murió éste enero pasado y me he sentido identificada con lo que comentabas. En cierto modo ya lo esperábamos, ya que estaba muy enfermo, pero nunca acabas de asumirlo.
    Es muy dura la pérdida de un ser querido, y de hecho no creo que pueda asumirse tan fácilmente. Mi abuela (que fue para mí como una segunda madre) murió cuando yo tenía 12 años, y aún hoy lloro cuando se la menciona, creo que el dolor está ahí dentro pero con los años aprendes a asumirlo por duro que sea.

    No es cobarde llorar, sino muy valiente. Siempre lo he pensado. Muchos ánimos en éstos momentos difíciles a ti y a tu familia ;**

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  9. Muchos besos y fuerza!! Como dice Miyu a mi también me han caído unas lagrimillas al leerte, nunca dejas de acordarte de los q ya no están pero con el tiempo se lleva mejor y el recuerdo es lo mas bonito que queda.

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  10. Ha sido precioso, sabes mientras leía tus recuerdos no pude mas que sonreír, a mi me criaron mis abuelos y esa sensación de aquel gran caballero andante que me protegía, me cuidaba, es algo que siempre llevare en mi corazón.

    Enhorabuena por haber podido disfrutar de alguien tan maravilloso a tu lado y mi mas sentido pésame.

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  11. O mira me perdí este hermoso y triste post! :( me hiciste sacar lagrimas, pues aunque mi papá tiene un año y algo de haber fallecido a veces se vienen los recuerdos y te comprendo a la perfección, el dolor es parte de la vida, así como la muerte, cuesta aceptar eso pero así es y punto, los que digan "superalo" son gente muy fría :S o así los educaron, pero bueee uno que es mas sensible intenta ser fuerte y sobre llevar la carga, pero también debemos expresar y no ocultar lo se que siente, así que te envío un enorme abrazo, asi tipo de oso goriloso :*
    que en paz descanse ese caballero, hasta la próxima vez que se vuelvan a ver.

    Saludos

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