No voy a hacer una lista de lo bueno del 2013 porque, aunque hay muchas cosas buenas, no hay nada que celebrar. Que estamos vivos, sí. Seguimos vivos. Malviviendo, en muchos casos; en trabajos precarios, con sueldos que nos hacen ir ajustados no, lo siguiente, a final de mes. En un país que no para de recortarnos derechos, de recortarnos la vida, la cultura, la educación y las ganas de continuar.
No quiero repasar el 2013 porque, a día de hoy que casi está terminando, sigue jodiéndome, a pesar de contener uno de mis números favoritos. Y no creáis que afronto el 2014 con mucha ilusión o esperanza, porque se cumplen 20 años de muchas cosas que cambiaron mi vida... pero que, en cierto modo, me convirtieron en lo que soy.
No voy a desear cosas positivas para el 2014 porque siempre se desean año tras año, y ya siento esas palabras como vacías y sin sentido.
Lo único que quiero para mí y para vosotros en el 2014 es que viváis. Vivid de forma salvaje, sin nadie que os corte las alas. Extendedlas y volad alto, muy alto, aunque os queme el sol. Lanzáos a la piscina, sin miedos, ya que el miedo no sirve para nada más que coartarnos y convertirnos en borreguitos asustados. Gritad lo que pensáis; desde el respeto y sin faltar a nadie, pero no os guardéis las opiniones sinceras y que consideráis importantes.
Porque si no lo hacéis, os arrepentiréis de no haberlo intentado, a pesar de las heridas que os pueda producir. Y tendréis la sensación de no haber vivido todo lo que debíais vivir.
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Today's the last day of 2013, but there's nothing to celebrate for me. This is my last thought of the year; please, read it by clicking into the translate button on the sidebar.