Amanece un 29 de febrero, y aún algo en mi cabeza me hace creer que puede ser un gran día, por aquello de lo especial que es suceder cada cuatro años. Como un presagio, como un milagro, como una sombra que intenta recuperar el tiempo perdido que se desvanece segundo a segundo cada vez que miramos hacia atrás.
29 de febrero, esa excusa que intenta hacernos creer en que los años bisiestos son especiales, cuando lo único especial en ellos es que hay un día más que creemos vivir, aunque nuestros relojes biológicos no se percaten de ello. Un invento del mundo moderno para creer que tenemos el control, cuando en realidad lo estamos perdiendo.
29 de febrero, un día más que se alarga el invierno, el cual este año no ha sido ni frío ni húmedo, sino extraño, casi irreal. Como si el otoño y la primavera se hubieran querido fundir en un abrazo, sin dejar espacio para el pobre invierno, que no sabe cómo quitarse de en medio y a ratos hasta teme desaparecer. Sin entender muchos que las cuatro estaciones existen por algo; sin poder remediar lo que se ha hecho ya. Por muchos años bisiestos que sucedan, hay cosas imposibles de arreglar.
Amanece un 29 de febrero, y aún algo en mi cabeza me hace creer que puede ser un gran día. Sonrío, respiro y siento; claro que puede ser un gran día. No sólo hoy, sino cualquiera de ellos. Es simple y a la vez complicado, pero no imposible. Es, al fin de cuentas, afrontar la vida con valentía otro día más.
"Espero alegre la salida y espero no volver jamás"
- Frida Kahlo -
A post about February 29th and about from face this day like nothing special but as day more to live and fight.